Pathwork. Lectura 103. Daño de Dar demasiado.


Conferencia Pathwork Nº 103


EL DAÑO DE DAR DEMASIADO AMOR-
VOLUNTAD CONSTRUCTIVA Y DESTRUCTIVA



Saludos mis muy queridos amigos. Dios bendiga a cada uno de ustedes. Bendita sea esta hora.

Deseo hablar ahora de otra faceta del amor, la voluntad y la relación humana. Sabes, por la vida y por tu propia experiencia como así también por conferencias previas, que estos tres fenómenos son interdependientes. Cada uno de ellos es de la mayor importancia para tu vida y tu plenitud. Todos juntos forman una totalidad. Si uno de ellos funciona independientemente de un modo sano y productivo, los otros dos inevitablemente funcionarán de una manera igualmente sana, casi de modo automático. Sin embargo, a veces es importante considerar a cada uno por separado. No puede haber plenitud de ningún tipo sin buenas relaciones humanas. Y las buenas relaciones humanas son imposibles sin amor. Tampoco puedes vivir productivamente sin que la voluntad funcione de manera correcta. El amor y la voluntad pueden tener muchos aspectos distorsionados que se manifiestan de muchos modos. Hemos hablado de algunos de ellos en el pasado. Consideremos ahora estos temas con un nuevo enfoque.

Has aprendido que es muy dañino forzarte a sentir amor cuando no lo experimentas. En tal caso, se usan los tipos equivocados de voluntad y de amor, y por lo tanto, se produce un resultado negativo. Sin embargo, también sabes que si no das amor, no puedes recibirlo. Por lo tanto, consciente o inconscientemente, tratas de forzarlo. Usas tu voluntad para producir un sentimiento que hasta ahora no existe en ti. Sin embargo, en el curso de nuestro trabajo juntos has aprendido que el proceso de crecimiento correcto es admitir ante ti mismo que hasta ahora eres incapaz de sentir amor. No puedes enfrentar correctamente esta condición que, por ahora, es la verdad. Es tu realidad presente. Si aceptas esto sin culpa ni juicio, con el tiempo entenderás porqué es así. Con este entendimiento, tu capacidad para amar es puesta en libertad automáticamente. Crece por sí misma.

Todos ustedes, sin considerar cuán exitosos sean en su trabajo de encontrarse a sí mismos, con sólo mirarse pueden observar cómo los sentimientos genuinos, cálidos y constructivos, nunca les pueden ser impuestos, sea por otros o por ustedes mismos. Los sentimientos genuinos siempre son espontáneos y vienen por sí mismos. Son un subproducto indirecto de la conciencia de sí y surgen espontáneamente, no determinados por tu voluntad externa, que es la voluntad que puede ser activada por tu determinación consciente. De aquí que el paso primordial sea siempre entenderte a ti mismo, de lo cual crece tu capacidad para amar. Aunque esto no sea nuevo, es necesario repetirlo dado que este conocimiento no es hasta ahora una parte integral tuya.

Hasta ahora, el énfasis ha estado principalmente en tu habilidad para amar. Dado que quieres ser amado, tu preocupación principal ha sido no amar, porque a menudo esto es responsable por el fracaso de relaciones que querrías que resulten bien. Se requiere una considerable percepción interior para descubrir que lo que pensabas que era amor, no era tal cosa. Muchos de ustedes han llegado hasta allí, al menos en alguna medida.

Consideremos ahora las relaciones desde un punto de vista muy diferente. ¿Qué pasa si has amado realmente y sin embargo has sido desairado, rechazado? Muchos de ustedes tienen preguntas intrigadas acerca de esto. No entiendes porqué ha tenido lugar el rechazo, de una forma u otra, cuando tienes la certeza de que tú tenías una fuerza de amor tan genuina y fuerte. Si esta fuerza de amor no estaba enteramente libre de las corrientes infantiles, estaba al menos mezclada con amor real. Esto te confunde, dado que sabes que el amor es la clave de la vida y de las relaciones humanas. Entonces, ¿por qué no funciona?, podrás preguntarte. ¿Siempre hay corrientes egoístas, codiciosas e inmaduras en el alma humana? Pero entonces nadie podría jamás recibir amor, dado que ningún ser humano es completamente perfecto. Al mismo tiempo, observas que algunas personas, que ciertamente tienen menos capacidad para el amor genuino que otras, reciben mucho más amor. Esto no sólo te confunde sino que también aumenta tus sentimientos de inseguridad y de duda de ti mismo, de injusticia y de sentirte víctima. Examinemos este tema y logremos una visión más clara.

Es igualmente dañino y destructivo amar demasiado, y por lo tanto sin sabiduría, que amar demasiado poco. Hablamos aquí de un amor personal que demanda amor a cambio, no de un amor desapegado que siente cuándo soltar y cuándo tener cálidos sentimientos humanos de simpatía y entendimiento, sin demanda. Pero el tipo de amor - sea en las relaciones de pareja o en las amistades personales - que necesita y quiere poseer, puede ser tan destructivo al dar más de lo que el otro quiere como al dar demasiado poco. Amar demasiado cuando el otro no quiere, es tan insensible, egocéntrico y codicioso como amar demasiado poco. Hasta ahora no entiendes esto.

Si una persona es incapaz de recibir tu amor y se asusta por él pero aun así tu deseo de amar frustrado sale con una fuerza más fuerte de lo que la otra persona es capaz de enfrentar, tu corriente hará que esa otra persona se retraiga con miedo. Cuando eres inconsciente de tus propios procesos internos, no eres sensible a esto. Simplemente te sientes rechazado y estás ocupado con este insulto. Tal como podrás ser insensible a la necesidad de otros de recibir tu amor porque tienes demasiado miedo como para salir de tu caparazón, así podrás ser insensible a la necesidad de otros de no recibir más de lo que pueden soportar en ese momento. Entonces no respetas el derecho integral del otro a no ser receptivo a lo que tú deseas dar. Para ti es una cuestión de todo o nada. Si todo tu amor no es recibido, te retraes y se vuelve nada. Pero si te das cuenta de la lucha interna de la otra persona, si creces lo suficiente como para dar sólo lo que puede ser recibido, puede llegar a existir otro tipo de relación que podrá ser muy gratificante. Pero te la pierdes por tu ignorancia interior.

Podrá ser perfectamente verdadero que la incapacidad de la otra persona refleje su inmadurez emocional, sus problemas interiores y sus conflictos. Pero tú te enojas con esto. Niegas el derecho del otro a poner un límite, que tú podrás reclamar para ti mismo en una versión un poco diferente. Entonces fluctúas entre imponerle a alguien una corriente de amor abrumadora que no puede ser recibida, y sentirte resentido y retraerte. Hasta ahora eres incapaz de preservar un sentimiento de respeto y de agrado si la gran fuerza de tu amor no es bienvenida. En tu enojo, usas el arma de convertir un sentimiento positivo en uno negativo. Sientes resentimiento, rechazo y orgullo, y te retraes, ya sea de esa persona en particular o de amar nuevamente. Muchas veces te encuentras en este desequilibrio destructivo sin ser realmente consciente de ello. Con esta actitud, destruyes relaciones potenciales que podrían llegar a tener mucho sentido.

Hemos hablado a menudo de tu propias actitudes, de tu capacidad para dar y recibir. Si tú eres la persona incapaz de amar y recibir, tú que estás en este camino, sabes qué hacer con respecto a eso. Miras dentro de ti hasta que logras conciencia de ti mismo y entiendes qué es lo que te está pasando. Pero si es la otra persona la que tiene esta incapacidad, entonces estás intrigado y confundido. Con este nuevo entendimiento puede ser que aprendas a enfrentar el problema. Ahora aprenderás no sólo a preguntarte acerca de tu capacidad para dar y recibir sino también a cuestionar la capacidad del otro con respecto a esto. Sabiendo la importancia de esto, te volverás sensible a ello y no avanzarás simplemente con precipitación de un modo ciego. Aprenderás a oír lo que está por detrás de las palabras, a interpretar los signos y a percibir qué es lo que pasa en la otra persona aun si ella no es consciente de ello.

Estas palabras están dirigidas particularmente a aquellos amigos que no son predominantemente retraídos, que están ávidos de dar y relacionarse y que sin embargo, se encuentran constantemente obstaculizados porque el objeto de su afecto no está dispuesto a recibir la fuerza demandante y poderosa que emana de ellos. Si fueses menos defensivo, menos obstinado en hacer tu voluntad, si te ocupases menos del rechazo o la frustración de tu voluntad inmediata, desarrollarías nobleza de espíritu para respetar la incapacidad del otro, aún si ésta fuese “enferma”. Esta actitud establecería entonces una relación humana, mientras que tu dar codicioso y egocéntrico, la destruye.

Permite que la otra persona sea lo que es, permite que reaccione de manera diferente a como tú deseas ser recibido. De este modo, tu vida será más rica por muchas razones - no sólo porque tendrás relaciones con más sentido sino también porque serás menos dependiente de que prevalezca tu voluntad. Serás capaz de soltar al otro pero aun así gustar de él y respetarlo, aun si conoces su incapacidad. Aun si la respuesta de la otra persona es “inmadura”, no importa. No te rehuses a otorgarle al otro el derecho que deseas para ti mismo. Observa tu actitud y tus corrientes más internas desde esta perspectiva y con el tiempo, te volverás consciente del significado de tu avance precipitado. Ya no considerarás esto como un bien por el cual eres castigado injustamente por la vida; verás el egoísmo y la codicia intrínsecos de este avance precipitado. Al hacer esto con calma, automáticamente madurarás también con respecto a ello. Desarrollarás respeto y decencia, si puedo usar esta palabra, para permitirle a la otra persona que sea a su manera. Tendrás la generosidad y la nobleza de espíritu como para dar un paso hacia atrás y soltar, y para estar más finamente sintonizado con las necesidades del otro - si él o ella quiere recibir más de lo que tú das o menos de lo que quieres dar. Si esto sucede sin desprecio, sin resentimiento hacia el otro ni hacia ti, sin dudar de ti mismo ni menospreciarte, entonces por cierto que habrás crecido. Tal vez hasta ahora puedes enfrentar de un modo maduro que no acaten tu voluntad sólo en un nivel superficial de tu ser. Pero, ¿lo aceptas también cuando alcanza las capas más profundas de tu personalidad? Hazte esta pregunta; mira muy de cerca lo que te es revelado y si estás dispuesto a aceptar la percepción interior que viene. Al crecer de esta manera, no renunciarás a algo rico que anhelas; sólo parece ser así al renunciar a tu voluntad inmediata. En realidad, te volverás más rico, no sólo en espíritu, madurez, seguridad de ti mismo y respeto por ti mismo, sino también más rico en tus relaciones humanas.

Pero, nuevamente: si hasta ahora eres incapaz de sentir de un modo así de maduro, no te fuerces a hacerlo. En vez de eso, mírate al extender esta fuerza grande y demandante y observa tu reacción cuando es rechazada. Mira la fuerza en acción, experiméntala sin juzgarte. Éste es el único modo, como digo una y otra vez.

La felicidad y el amor no pueden ser procesos volitivos, mis amigos. Llegan al observarte a ti mismo sin juzgar lo que es bueno o malo, correcto o equivocado.

Ahora bien, mis amigos... ¿Eres demasiado temeroso para amar? ¿Eres demasiado retraído? ¿No te atreves a ir hacia el mundo y las relaciones y te ocultas en cambio en tu propio rincón cada vez que alguien te extiende la mano, cada vez que te ofrecen amor? En tu miedo, ¿podría ser que ni siquiera reconozcas el amor cuando llega para no cargarte con la culpa de rechazar aquello que también ansías? ¿O eres uno de aquellos que está constantemente listo para dar generosamente, pero tal vez demasiado generosamente, porque por tu necesidad y quizás también por codicia infantil no le prestas atención al otro, no puedes estar cómodo, relajarte y mirar con calma a la otra persona? ¿O son tal vez un poco de ambas cosas, mis amigos?

Mírate desde este punto de vista. Y al hacerlo, poco a poco, a través de tu conciencia de ti mismo incrementada, se desarrollará tu sensibilidad a las necesidades de la otra persona. Sentirás que no es una cuestión de que la otra persona no quiera recibir nada de ti, sino que quizás no lo quiere en este momento, de este modo. Quizás sea más fácil para el otro salir de su caparazón cuando no se enfrente con un poder de amor que es tan demandante y enérgico.

Demasiado a menudo ambas distorsiones existen en ti simultáneamente. Por un lado, podrás tener miedo si te encuentras con una demanda fuerte. Sin embargo, cuando esta demanda está ausente, extiendes tu propia demanda sin ver realmente lo que se te ofrece.

Vayamos ahora al tema de la voluntad. Hemos hablado de él en el pasado desde muchos puntos de vista diferentes: la obstinación en la voluntad propia, la voluntad externa y la interna, y las diversas manifestaciones de la fuerza de voluntad sana y malsana. Veamos ahora otra de las manifestaciones negativas y algunas razones más de porqué la voluntad no funciona correctamente.

(1) Cuando no eres consciente de lo que quieres, aun si lo que quieres es en sí mismo sano y productivo, el hecho mismo de que no ser consciente de ello habrá de producir un resultado negativo. ¿Por qué? No a causa del deseo mismo sino a causa de la razón por la que necesitas esconderlo. Tal inconsciencia, que una vez fue deliberada, se reduce realmente a autoengaño. Quieres algo, pero sientes que lo que quieres es incorrecto, entonces tratas de creer que no lo quieres. Externamente, simulas ante ti mismo y ante el mundo que no quieres lo que internamente sí quieres. Y es este autoengaño lo que causa el resultado destructivo, no la cualidad del deseo mismo: si el deseo es moralmente aceptable o no. La responsable es la conciencia rota con todas sus connotaciones. Entonces, no quieres lo que quieres.

Estás tan inseguro de ti mismo y de si lo que deseas es correcto que suprimes, y finalmente reprimes, tu capacidad de desear, tu fuerza de voluntad. Podrás transformarlo de manera tal que reaparezca bajo una forma modificada por concesiones, pero la falta de claridad produce una espesa neblina en tu psiquis, un clima malsano que obstaculiza tu autoexpresión. Si es un deseo malsano, no puedes tratar con él porque ya no eres consciente de su existencia. Pero bien puede ser un deseo muy sano que no dejas entrar en la conciencia porque deseas cumplir con pautas superpuestas por tu sociedad, por la opinión pública - o por lo que tú piensas que son éstas. Entonces podrás forzarte a vivir con algo que es muy inferior a tu propia voluntad, la voluntad de tu yo real. La razón para hacerlo es puramente negativa. Es la falta de coraje para ser tú mismo, la necesidad exagerada de agradar o algunas otras razones que conoces a partir de conferencias pasadas y de tu trabajo. Por lo tanto, un deseo productivo resulta ser improductivo, o aun destructivo a veces, si eres inconsciente de él.

(2) Otra razón por la cual la fuerza de voluntad o la capacidad de desear se vuelve improductiva es que te hayas escindido en dos direcciones. Hemos hablado de esto ampliamente con anterioridad. Si tu voluntad se mueve en parte hacia una dirección y en parte hacia otra, experimentarás un resultado muy negativo. Tus esfuerzos se verán obstruidos y experimentarás fracaso y frustración. A menudo, podrás creer erróneamente que tal fracaso ocurre por razones morales, pero no es así. Ambas direcciones podrán ser moralmente adecuadas pero el hecho de que no estés en armonía contigo mismo produce lo que inconscientemente podrás considerar como castigo.

(3) Si tu voluntad es tan fuerte que no considera los obstáculos ni respeta las inclinaciones de otras personas, si no toma en consideración la realidad de la otra persona, si la fortaleza del deseo es más fuerte de lo que es apropiado en la realidad, entonces anulas tu propósito.

(4) Si muestras demasiada poca voluntad, si eres resignado y retraído, si te vuelves apático y eres demasiado temeroso como para desear llevar una vida llena de sentido, si no te atreves a hacer lo que es necesario para producir por ti mismo una vida llena de sentido sino que esperas que te la dé alguna autoridad, entonces discapacitas tu fuerza de voluntad y tu capacidad de desear.

Estos cuatro aspectos impiden que tu voluntad y tu capacidad de desear fluyan de manera sana, relajada y estable. Mucha confusión proviene de tu tendencia a ver algo como correcto o equivocado, bueno o malo. ¡Existen tantas teorías - espirituales, religiosas, filosóficas o psicológicas - acerca del uso de la voluntad! Existe la escuela de pensamiento que dice que para tener paz no debes perseguir resultados. No debes tener ninguna fuerza de voluntad. Debes soltar. Y hay otra escuela de pensamiento que dice que sin voluntad no puede haber vida ni plenitud. ¿No se dan cuenta, mis amigos, que ambos puntos de vista aparentemente opuestos son correctos, y sin embargo, ambos pueden estar equivocados? Les he mostrado muchas veces cómo surgen las confusiones cuando puntos de vista opuestos pueden ser tanto correctos como destructivos.

Si tu voluntad se encuentra en alguna de estas categorías que mencioné - si es esforzada, si está gobernada por motivos inmaduros, si eres inconsciente de ella, si está escindida, si es compulsiva y demasiado ávida - entonces es muy verdadero decir, suéltate, relaja tu obstinación en hacer tu voluntad. Pero si tu voluntad no funciona en absoluto o funciona de manera insuficiente, ¿cómo puedes crecer? Entonces necesitas la voluntad para crecer, vivir y amar. Y sin embargo, en otro nivel, no la necesitas. No puedes usar fuerza de voluntad directa para hacerte sentir lo que no sientes, aunque puedas quererlo. Pero necesitas tu voluntad para observarte con franqueza y sin autoengaño, y a partir de esta observación, tu capacidad para amar y vivir crecerá automáticamente. Encuentra las fuerzas unificadoras que se encuentran por debajo de la escisión de tu voluntad para ayudarla a crecer unida en una sola corriente.

Si deseas verdaderamente buenas relaciones, debes querer tenerlas pero sin forzarlas y sin esperar un resultado inmediato. No te apresures para lograr un resultado en particular, atado a un límite de tiempo, limitado en el tipo de relación por tu propia elección. Las relaciones incluyen a los demás: también tienes que tomarlos en cuenta, no sólo a ti mismo. Si no los tomas en cuenta de esa manera, anulas la relación. Si este tomar en cuenta se aplica a las manifestaciones externas y obvias o concierne a las actitudes emocionales ocultas, no hace la menor diferencia.

Estoy apuntado a la combinación correcta de desear y tener voluntad mientras que se deja libertad: la obstinación en la voluntad propia se va, mientras que la buena voluntad permanece. Esta buena voluntad tiene que ser cultivada de nuevo, una y otra vez. Cuando la tienes, sueltas la obstinación en la voluntad propia mostrando tolerancia hacia el cómo y el cuándo. Cultivas también una conciencia de tus propias corrientes perturbadoras como así también de las necesidades y la voluntad del otro, mientras permaneces sintonizado con las fluctuaciones y los cambios, ya que nada que está vivo permanece estático. Sólo un espíritu libre puede estar lo suficientemente alerta y relajado como para seguir la corriente de condiciones eternamente cambiantes que emana de los demás, de uno mismo y de las circunstancias de la vida. Para hacerlo, tu voluntad sana tiene que funcionar, no puedes carecer de voluntad, pero debes estar libre de las rígidas condiciones de la obstinación en la voluntad propia que dicta todos los detalles. Esto describe la diferencia entre la voluntad externa y la interna. La voluntad interna viene de tu yo real, que es intrínsecamente libre. Si le das libertad, ya no estarás confinado por las restricciones de la obstinación en la voluntad propia.

Por cierto que sin voluntad no puede haber vida ni crecimiento. Si deseas lograr tu plenitud y la plenitud de tu potencial, la voluntad externa, esforzada, a menudo es un obstáculo. Es la voluntad interna, libre, la que ha de ser cultivada para hacer que la plenitud ocurra indirectamente. El abordaje directo es la conciencia, y ésta no viene por sí misma. Requiere tu voluntad relajada. Si la voluntad está asociada con juicios morales, se transforma en destructiva porque la verdad se vuelve inaccesible. Si puedes dirigir la voluntad para que vaya más allá de tu tendencia a moralizar y se enfoque en cambio en lo que es verdad en vez de hacerlo en lo que es correcto, la voluntad producirá verdad y, por medio de eso, amor.

En cualquier área de tu vida en que hayas realizado tu potencial y experimentado plenitud en alguna medida, tendrás que haber renovado constantemente tu voluntad sana. Mira hacia atrás y verás que esto es así. Para obtener cualquier cosa que desees, tienes que cultivar la voluntad una y otra vez de un modo relajado y generoso, y no formulando tus propios conceptos limitados, deseando este éxito en particular o esa relación específica. Tal actitud, sea o no consciente, te esclavizará. Debes tener la intención de que el cultivo interno de tu voluntad - sea para el crecimiento, la conciencia de ti mismo, para realizar un potencial o establecer una relación llena de sentido - sea para el todo. Sin embargo, para las partes debe ser flexible, debe adaptarse a circunstancias y condiciones siempre cambiantes. Con esta actitud tendrás la generosidad de espíritu como para permitir que las diversas fuerzas de vida que vienen de tu yo real y de la otra persona funcionen de un modo armonioso.

Ahora, mis amigos, estudien estas palabras - y cuando digo estudien no me refiero a un entendimiento exclusivamente intelectual, el cual a menudo impide la absorción interna, y por lo tanto el crecimiento. Trata de percibir lo que digo con tu yo más interno. No trates de empujarte a vivir de acuerdo a todo esto. Percibe en cambio, dónde, cuándo y cómo te desvías, sin juzgarte ni obligarte a ser diferente inmediatamente. Sólo percíbelo. Al proseguir en tu trabajo privado en este camino, lograrás un entendimiento aún más profundo; desde este ángulo te entenderás mejor, y entonces entenderás a los demás y a la vida de un modo más profundo.

Ahora bien, ¿hay preguntas acerca de este tema?

PREGUNTA: ¿Puede este dar-demasiado compulsivo conducir al sadismo? Y por otro lado, ¿es típico del misionero?

RESPUESTA: Con respecto a la primera pregunta, sería una simplificación excesiva y también sería incorrecto decir que esto conduciría al sadismo. No. Pero dado que en la psiquis humana todo está interconectado, en algunas instancias uno podrá encontrar un vínculo. Pero, por la misma razón, podrá estar conectado con el masoquismo. Tanto el sadismo como el masoquismo, los cuales, como sabes, son sólo dos lados de la misma moneda, están condicionados y son producidos no por una sino por muchas facetas del alma humana.

Con respecto a tu segunda pregunta, hay verdad en lo que dices. Toda vez que una persona quiere imponerle algo a otra, sea amor o una creencia, esto proviene de la obstinación en la voluntad propia. Tal persona actúa a partir de la compulsión. No diría que todos los misioneros tengan necesariamente esta tendencia, pero muchos podrán tenerla. Si tienes que ofrecer amor o salvación, se requiere sabiduría para aceptar que tu voluntad y tus ideas no sean bienvenidas por la otra persona. Se requiere más madurez y sabiduría de las que tiene la mayoría de la gente, y por sobre todo, se requiere conciencia de sí para dejar que el otro sea libre, aun en su estado incompleto.

Con respecto a las doctrinas, por más bella que suene una doctrina, nada discapacita más el espíritu y el alma que adoptar una doctrina superpuesta, aunque sea una correcta. He hablado mucho de esto anteriormente, sin embargo, no se puede enfatizar lo suficiente que el crecimiento interior y la libertad pueden llegar sólo si eres tu mismo. A través de un camino tal como éste llegarás a experimentar internamente lo que algunas doctrinas podrán enseñarte en palabras. Ésa es la única creencia que es genuina y que hace avanzar el crecimiento.

PREGUNTA: Cuando estabas hablando acerca de la voluntad que está por detrás del amor, mencionaste que ésta es alimentada por el deseo, por un deseo. Una voluntad, ¿no es alimentada también por la experiencia y el juicio? La razón por la que pregunto es porque cuando hablamos de amor, también tenemos que hablar acerca de incompatibilidad emocional.

RESPUESTA: Por supuesto, la voluntad es determinada también por la experiencia y por lo que has aprendido, no sólo por tus necesidades más internas. Es una percepción interior bastante importante determinar cuál de tus necesidades es real. Aun si esta necesidad, tal como existe ahora, es infantil e inmadura, sabes que es mucho mejor para ti reconocer que la tienes. Eso no significa que tienes que ponerla en acción necesariamente. Sé completamente consciente de que existe. Entonces, la necesidad se transforma en voluntad. Una necesidad genuina - aun si es imperfecta e inmadura - transformada en voluntad, es más sana que una voluntad madura y sana que se superpone por medios externos, que está determinada por las influencias educativas y por las opiniones de los demás que podrás haber adoptado por una u otra razón. Esa superposición conduce a la autoalienación de la que hemos hablado tan frecuentemente. Aun tus propias experiencias personales del pasado podrán ser engañosas porque están condicionadas por tus patrones, imágenes y nociones preconcebidas. El alcance limitado de las experiencias, como así también tu perspectiva prejuiciosa de ellas, no te dará la libertad de la realidad. Podrá impedir que te encuentres con la vida de manera nueva para así ampliar verdaderamente tu horizonte y tu habilidad para experimentar la vida tan plenamente como sea posible. Sin embargo, si vives siendo fiel a ti mismo, por imperfecto que este yo pueda ser todavía, la espontaneidad y la conciencia de quién eres realmente y qué deseas en cualquier momento, te liberará de las cadenas de la limitación, de los preconceptos y de una perspectiva estrecha y rígida, todo lo cual es el resultado de no mirar hacia ti mismo.

Manipular tu voluntad de acuerdo con lo que sabes o piensas que es correcto, o aun de acuerdo con tus limitadas experiencias pasadas, discapacita la espontaneidad del yo real. Aun si tu deseo real es algo improductivo y tú enfrentas este hecho - no necesariamente poniéndolo en acción - eso será mucho más sano que desear algo que no es un real deseo tuyo. Si tu voluntad está determinada por el miedo, ni siquiera llegas al deseo real o a la necesidad que está por detrás de él. Si determinas tu voluntad por algo que está superpuesto y que no es experimentado por tus emociones que todavía son infantiles, vas a tener dificultades mucho mayores que si desechas la superposición, porque sólo haciendo esto podrás atravesar la puerilidad y llegar al área de tu ser donde esta puerilidad misma reciba las fuerzas del alma que la harán crecer y transformarse.

Con respecto a la cuestión de la incompatibilidad, no entiendo muy bien qué es lo quieres saber.

PREGUNTA: Si mi deseo infantil y mi amor y mi voluntad están dirigidos hacia una relación humana donde hay una incompatibilidad, entonces, ¿todo está mal, si tal palabra expresa lo que quiero decir?

RESPUESTA: Si entiendes realmente lo que dije en esta conferencia, tu pregunta estará respondida. Si hay tal incompatibilidad es sólo porque la voluntad - de uno o tal vez de ambos miembros de la relación - es inyectada a la fuerza en una relación que no es factible para estas personas en particular. Entre estas personas podría existir otro tipo de relación, pero la gran fuerza de la voluntad elimina la posibilidad real. No se percibe aquello que es posible porque la voluntad está fija en otra cosa. La realidad debería ajustarse a lo que deseas que sea. Es así como llegan a existir tales problemas de incompatibilidad.

PREGUNTA: Me gustaría hacer una pregunta para mi nietito. Él vive con miedo la mayor parte del tiempo. Como resultado de este miedo, se enferma constantemente. Ahora bien, este miedo es que aquellos que ama, todos sus seres amados, sean hostiles entre sí. Y que si él ama a uno, el otro se retraiga. Está constantemente desgarrado. Me pregunto si podrías mostrarme algún camino.

RESPUESTA: Realmente no hay nada que pueda decir que ya no sepas. Sin embargo, trataré de ayudar. En primer lugar, todos ustedes tienen que enfrentar completamente que lo que él teme es correcto. No es un invento, no es una imaginación de su parte. Si enfrentan este hecho completamente, y no reconociéndolo sólo de modo superficial, tal conciencia por parte de todos ustedes ya tendrá un efecto sanador - no sólo en él sino en todos los involucrados.

Cuando enfrentes este hecho completamente, te encontrarás con el problema de tu propia culpa. Esta culpa también tiene que volverse completamente consciente. Tal conciencia enfocará muy claramente la pregunta: “¿He causado un problema interno en este niño a causa de mi propia imperfección? ¿Cómo puedo vivir con tal conocimiento?“ Tu conocimiento inconsciente de esta pregunta apremiante te hace rehuir el enfrentarla y te vuelves más compulsivo tratando de eliminar estos sentimientos destructivos que evidentemente son responsables por el miedo del niño. Cuanto más compulsivamente quieras librarte de los sentimientos destructivos, más tendrás que simular que sientes lo que no sientes realmente. Y esto, a su vez, agrava el problema en él y en todos ustedes. Aumenta el miedo y la culpa en todos ustedes. Sin embargo, si te enfrentas con aquello que sientes y lo entiendes completamente yendo hasta sus raíces - lo cual puede hacerse sólo sin culpa y sin juzgarte a ti mismo o a los demás - entonces empiezas a cambiar la atmósfera aun mucho antes de poder sentir de un modo diferente. Entonces esto habrá de ayudarlo.

Oh, puedes decirle muchas cosas y él, ciertamente, tiene un entendimiento inusual con respecto a esto. Pero lo que le digas, no lo ayudará realmente a menos que enfrentes lo que es, sin moralizar acerca de nadie sino simplemente aceptando tu inmadurez y, al hacerlo, aprendiendo más acerca de ella. Tal actividad aliviará la atmósfera tensa que produce su miedo. La tensión es causada principalmente por tu esfuerzo compulsivo para ser algo que aún no puedes ser porque no entiendes completamente las raíces. Acepta este proceso lento de tu crecimiento. Quita la compulsión y la impaciencia, y entonces los sentimientos imperfectos de hostilidad serán menos dañinos que la compulsión a superarlos.

Con tal perspectiva, todos ustedes entenderán verdaderamente que él también trajo a esta vida sus problemas sin resolver, tal como ustedes trajeron los suyos. El entorno sólo hace salir aquello que ya existe. No puede hacer salir aquello que no está allí desde el principio. Él tiene que vivir sus problemas, tal como se requiere que tú vivas los tuyos. Tus padres imperfectos y las condiciones imperfectas del entorno simplemente trajeron los problemas a primer plano. Pero esta verdad será una experiencia personal sólo si - y cuando - te deshaces de tu apuro, tu falta de aceptación de ti mismo, tu dependencia de complacer las pautas morales de los demás para ser aprobado, como así también de tu culpa y tu miedo. Hasta que llegue ese momento puedes ayudarlo haciendo calladamente este trabajo de conciencia y aceptación de ti mismo.

Sabes todo esto, pero muy a menudo no lo aplicas a los pequeños sentimientos de todos los días que dejas pasar sin volverte consciente de su existencia y por lo tanto, de su importancia más profunda. Hacerlo te haría capaz de percibir el efecto que ustedes tienen los unos sobre los otros - y en esto tu perspectiva, la de todos ustedes, todavía es limitada. Eso es algo que todavía no has tomado en cuenta. No realmente.

PREGUNTA: ¿Quieres decir yo, personalmente? ¿O quieres decir todos nosotros?

RESPUESTA: Al menos tú y tu hija, que están en este trabajo de encontrarse a sí mismos. Ambos han encontrado en sus descubrimientos acerca de sí mismos que lo que él teme es realmente así. Han seguido este patrón de división de lealtad. Para este momento ya entienden - y esto es una gran mejora - no sólo que eso es así, sino hasta un cierto punto, porqué es así. Pero hasta ahora no entienden ni experimentan el efecto que esto tiene en otros y que ese entendimiento también ayudará al niño, ni son sensibles a ello. Entender sin moralizar.

PREGUNTA: ¿Existe una cosa tal como la numerología, que ciertos números son favorables y otros no?

RESPUESTA: Aconsejo fuertemente en contra de tales cosas. Muy fuertemente.

PREGUNTA: ¿Es el plan de la naturaleza que un niño desarrolle una reacción, una neurosis, en contra de uno de los padres o de ambos, sin que importe lo buenos o gentiles que esos padres resulten ser?

RESPUESTA: Por cierto que no es el plan de la naturaleza. No. Esto muestra nuevamente una concepción completamente equivocada de lo que es el ser humano y de lo que es la vida. Es el hacer humano. El único modo en que puedes captar y entender porque habría de ser que ciertos niños tengan las circunstancias mejores y más favorables y desarrollen las así llamadas neurosis, mientras que en otros casos las condiciones podrán ser extremadamente desfavorables y aun así existir comparativamente poca neurosis - no podemos decir ninguna ya que ningún ser humano está libre de ella - el único modo de entender esto es que no naces sólo una vez, sino que vienes una y otra vez con los problemas que hasta ahora están sin resolver. No es la naturaleza la que te dio estos problemas.

PREGUNTA: Una vez nos dijiste que era más fácil trabajar en este camino aquí en la Tierra que en el mundo del espíritu. Pero sabemos que nuestros amados también se están desarrollando. Ellos también están trabajando para su autorrealización y son ayudados por nuestro trabajo en nosotros mismos. ¿Podrías explicar cómo funciona esto?

RESPUESTA: El crecimiento y el desarrollo de uno mismo pueden tener lugar, en cierta medida, en todas las esferas de ser. Pero allí donde existen los mayores impedimentos y obstáculos, el crecimiento puede ser el más efectivo, siempre y cuando la persona en cuestión así lo desee. Los problemas profundamente implantados no pueden ser traídos a primer plano sin impedimentos y obstáculos. No pueden manifestarse y por lo tanto, te falta conciencia de ellos. Sin tal conciencia no puedes crecer y dejarlos atrás. Expliqué todo esto en el pasado.

En esferas espirituales donde vives sin tu cuerpo físico, estás en una vida donde no te encuentras con los impedimentos causados por la materia. Uno todavía puede crecer y desarrollarse en cierta medida sin este obstáculo pero, ciertamente, no en la misma medida que en la Tierra. La materia es un impedimento constante. Ésta es una resistencia. Hemos hablado acerca de la resistencia psicológica pero ése es sólo un aspecto, un pequeño fragmento de la resistencia como tal. La vida en la Tierra, la vida en la materia, es una resistencia. Si no tuvieses ninguna resistencia, no podrías vivir en absoluto. Sin embargo, cuando resistes demasiado te discapacitas de manera acorde, y si la medida pasa un cierto límite, tampoco puedes vivir. La vida en la Tierra requiere un cierto equilibrio entre no tener demasiada resistencia ni tener demasiado poca. Lo mismo es verdad con respecto a la voluntad. La voluntad es una fuerza que supera la resistencia de la materia, la resistencia de la separación. Si la voluntad es demasiado fuerte, es dañina, y si es demasiado pequeña no superará lo suficiente la resistencia de la materia. Es así como puedes crecer mucho más rápido a causa de la resistencia. Aprendiendo a ir con la resistencia, te desarrollas internamente exactamente en la medida correcta, con el equilibrio correcto. No es necesario decir que esto no puede aprenderse por medio de reglas, leyes y doctrinas que absorbas con tu cerebro. Éste es un sentimiento interno que se desarrolla a partir de un pathwork tal como el que estás haciendo. Es intuitivo, no aprendido. Creces para calzar en la corriente correcta del grado particular de resistencia que necesitas. No es el mismo para todos. Cada persona tiene una vibración o frecuencia personal, la suma total de su ser entero, externo e interno. De acuerdo con esta vibración personal la resistencia tiene que calzar por así decirlo, con la resistencia general de la materia. En la medida en que vivas productiva y armoniosamente, tu vibración estará en armonía con la resistencia general de la materia. Es por esto que el desarrollo prosigue mucho más rápido en la Tierra.

Sean benditos, cada uno de ustedes. Que estas palabras hagan eco nuevamente en su ser más interno. Que se vuelvan fructíferas para ustedes, tal vez no inmediatamente, tal vez sólo en los meses venideros o aun en años, cuando en su trabajo de encontrarse a sí mismos lleguen al punto en que realmente entiendan lo que les dije esta noche. Permanezcan en paz, mis queridos. ¡Permanezcan en Dios!