El Desafío de Vivir


"La vida es un mar, un océano, y el hombre, o cada vida, es una embarcación. El hombre a menudo experimenta esta analogía en sus sueños. El mar de la vida presenta varios aspectos: puede ser tormentoso, el cielo está gris, y en otros momentos brilla el sol y el mar está calmado, hasta la llegada de la siguiente tormenta; y se van alternando hasta que el viaje llega a su destino, que es la tierra firme, el mundo del espíritu, el verdadero hogar del hombre. Por lo tanto, todo depende de lo bien que el hombre pueda dirigir su vida. Uno es un capitán hábil, entrenado, con experiencia. Y como tal no debe temer al peligro; él dirige bien su embarcación a través de los elementos y, en los períodos buenos y de calma, se fortalece para la siguiente tormenta. Otro se pone nervioso y pierde su control interno cuando se avecina la tormenta; y aún otro tiene tanto miedo que, en su pavor, no dirige su barco en absoluto, sino que lo deja a la deriva en la tormenta de la vida y no logra nada." 

                                                                                 El Mar de la Vida. Conferencia 01 del Pathwork



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Lectura de Pathwork 01. El Vivir.


Conferencia Pathwork Nº 1




EL MAR DE LA VIDA


Saludos queridos míos, les traigo bendiciones de Dios.
Desde la perspectiva del espíritu existe una idea, tanto en la forma como en la substancia, que describe la vida espiritual del hombre. La vida es un mar, un océano, y el hombre, o cada vida, es una embarcación. El hombre a menudo experimenta esta analogía en sus sueños. El mar de la vida presenta varios aspectos: puede ser tormentoso, el cielo está gris, en otros momentos brilla el sol y el mar está calmado hasta la llegada de la siguiente tormenta. Y así se van alternando hasta que el viaje llega a su destino: la tierra firme, que es el mundo del espíritu, el verdadero hogar del hombre. Por lo tanto todo depende de qué tan bien uno puede dirigir su vida. Uno es un capitán hábil, entrenado, con experiencia, que no se permite temer al peligro. El dirige su embarcación bien a través de estas tormentas y en los períodos buenos y calmos se fortalece para la siguiente tormenta. Otro se pone nervioso y pierde su control interno cuando se avecina la tormenta. Y otro más tiene tanto miedo que, en su pavor no dirige su barco en absoluto, sino que lo deja a la deriva en la tormenta de la vida y no logra nada. Ustedes se dan cuenta, por supuesto, que estos disturbios atmosféricos, estas tormentas de rayos, estos huracanes son pruebas que trae la vida, los nubarrones que se van avecinando. Un ser humano que ya ha pasado por alguna enseñanza espiritual y es un poco más sensible puede detectar muy bien en qué punto se encuentra su pequeña embarcación en éste momento específico.
Me gustaría hablar sobre dichas pruebas. Ningún grupo de personas, sea una familia o una comunidad, se ve libre de que haya al menos un alma humana en un nivel tan bajo de su desarrollo que se convierta en un peón de las fuerzas de la oscuridad. Ello no significa que tenga que ser una persona completamente malvada. No, es suficiente si no acepta la validez de ciertas leyes espirituales en su propia vida, que no las aplique o que, a pesar de ciertas cualidades excelentes no cultive la honestidad consigo mismo. El mundo oscuro toma su material de estas vibraciones, de esta falta de disciplina interna y de auto-consciencia, que son resultan cuando el hombre no sigue la ley divina. La materia espiritual es semejante a unos hilos, a hilos finos, delgados, como rayos -en este caso, de una textura y de un color más sombrío- que se hilan, se anudan y se atoran, hasta que queda una bola tan apretada de confusión que uno puede desenredarla sólo con gran dificultad. No obstante, no es únicamente esa persona específica la que provee el material para una situación tan confusa, sino que todas las demás personas involucradas en el grupo contribuyen su parte que surge de sus propios errores, debilidades y violaciones a las leyes espirituales. Así van hilando más estambre del mismo material hasta que la verdad ya no es discernible ni para aquellos que tienen la vista aguda, al menos no fácilmente y con frecuencia el encontrar la verdad requiere mucho esfuerzo.
Para una persona que aspira a una conciencia espiritual más elevada, a veces es sumamente difícil saber cómo comportarse cuando se presentan dichas pruebas, puesto que las fuerzas oscuras saben muy bien hacer que la no-verdad aparezca como verdad, la verdad como no-verdad, el bien como el mal y el mal como el bien. Y el hombre se confunde - él, que en realidad desea estar en la verdad ya no sabe cómo actuar de la manera correcta; y a
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menudo, inconscientemente, sus vibraciones internas enfermizas, de las cuales no se da cuenta, contribuyen no sólo a confundir más la situación, sino también a evitar que la perciba con claridad y por lo tanto que pueda saber cómo enfrentarla. Es por ello que es tan importante que el hombre se eduque en una consciencia espiritual y, de acuerdo a su nivel, se comprometa a desarrollar al máximo su capacidad. De lo contrario, él también -en su inconsciencia- se convertirá en un peón de las fuerzas de la oscuridad, su embarcación será llevada de un lado a otro y él ya no será capaz de dirigirla correctamente. No puede disipar los nubarrones a solas para ser capaz de ver la verdad, percibir el núcleo del problema y saber qué hacer o no para poner su energía al servicio del bien. Únicamente puede hacerlo si se embarca en un camino como el que les muestro, aprendiendo una disciplina que le permite entrar en todo momento en su silencio interno -sobre todo en medio de una tormenta violenta-, contactarse con Dios y Sus espíritus divinos y abrirse a la inspiración de la verdad, al observarse con todas sus faltas y venciendo todas sus resistencias. Las leyes espirituales pueden, o deben, convertirse en una realidad viva en tres niveles diferentes (cuanto mayor el desarrollo, más profundo será el nivel de penetración). Estos niveles son: 1) el hacer; 2) el pensar; 3) el sentir. La mayor dificultad estriba en ponerlas en práctica en el nivel emocional que es el nivel más elevado. Por un lado porque, en un principio, muchos sentimientos no son conscientes y se necesita trabajo, buena voluntad y paciencia para hacerlos conscientes y, por otro lado porque uno no puede controlar sus sentimientos de manera tan directa e inmediata como sus pensamientos o acciones. Se requiere de mucho trabajo arduo en el nivel espiritual, de auto-análisis y de la asimilación completa de las leyes espirituales antes de que las emociones puedan comenzar a cambiar. Cuando una persona está poco desarrollada, su comprensión y su adhesión a las leyes espirituales es bastante superficial. Por ello, Dios comenzó dando los diez mandamientos a la humanidad. Ellos están enfocados a las acciones del hombre, “No robarás, No mentirás”, etc. Al hombre común de esa época le costó bastante asimilarlas y todavía es difícil para ciertos grupos de personas que se encarnan desde las esferas inferiores. La siguiente etapa se dirige a los pensamientos. A menudo el hombre actúa con corrección, pero sus pensamientos siguen otro curso. Actúa correctamente porque comprende que de otra manera tendría conflictos con el mundo externo, pero aún le es difícil controlar sus pensamientos y a menudo desea cosas que no están acordes con las leyes espirituales. El hombre todavía no comprende que los pensamientos y los sentimientos impuros necesariamente provocan conflictos en su interior ya que todos los pensamientos y sentimientos crean una forma y una substancia en el espíritu y causan efectos externos y reacciones en cadena, aún cuando él no pueda percibir esto de inmediato. Esta perspectiva requiere de una consciencia espiritual que sólo se logra mediante un mayor desarrollo. Así, Cristo les trajo una comprensión más amplia de las leyes divinas y de los mandamientos, específicamente la enseñanza de que también puedes pecar en pensamiento. En Su tiempo, la humanidad ya se estaba abriendo a una consciencia más expandida y una percepción más profunda.
Una persona que está en la segunda etapa y que está esforzándose al máximo para purificar el nivel de sus pensamientos, está mucho más avanzada que aquel que sólo ha alcanzado la etapa de cumplir los mandamientos en cuanto a la acción correcta. Pero ustedes mis queridos amigos deben aprender a profundizar más que eso y llegar a sus verdaderos sentimientos, aquellos que a menudo permanecen en el inconsciente, que son tan fácilmente cubiertos con pretextos, en torno a los cuales les es tan fácil engañarse para no tener que ver
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lo que en realidad está ahí. Tal auto-engaño inevitablemente debe provocarles un conflicto consigo mismos y a menudo también con el mundo. Esto es así, aún si se niegan a reconocer el verdadero origen de dichos conflictos. Ya es bastante difícil purificar los pensamientos de uno, por lo que reconocer que muchos de sus sentimientos todavía se desvían considerablemente de sus pensamientos o de sus intenciones conscientes es algo muy doloroso. Pero es precisamente este esfuerzo adicional el que Dios quiere que todos hagamos. Esta última etapa y esta profundización de la consciencia es por supuesto la más difícil de alcanzar. Es la meta a la que ustedes aspiran: la verdadera purificación. El que puede hacer consciente sus sentimientos más inescrutables y está dispuesto a reconocer que esos sentimientos no siempre van de acuerdo con lo que ha aceptado como correcto en sus pensamientos, ya ha logrado mucho. Quien hace esto de manera continua hasta que lentamente adquiere maestría en esa habilidad, puede penetrar no sólo su propia verdad, sino que en momentos y situaciones de dificultad, puede encontrar el núcleo de la verdad. Entonces, puede disipar las nubes, puede desenredar la madeja de hilos, nudo por nudo. Ya que sólo el que se enfrenta a sí mismo una y otra vez con valentía -y en esta circunstancia la vanidad es un obstáculo insuperable- puede lograr la percepción verdadera de otro ser humano o de cualquier otra situación. Aquel que está ciego a su propia verdad, necesariamente está ciego a la verdad de los demás. Estos nudos y enredos crean formas espirituales que son una realidad, queridos míos. Siempre podemos observarlos en torno a grupos de personas. En todas partes existen estas madejas de nudos tejidas por las fuerzas oscuras, cada quien le añade su parte y a menudo hay una persona que contribuye especialmente a crear enredos y a que haya una confusión cada vez mayor. Pero si hay una sola persona en ese grupo andando por este camino espiritual elevado y directo, confrontándose a su verdad día tras día, será ella quien eventualmente -y repito, no de un día para otro- tendrá éxito en deshacer un nudo tras otro hasta que no quede ninguno y todo se aclare. Entonces la persona débil ya tampoco podrá engañarse a sí misma, cosa que había sido perjudicial para ella y había obstaculizado su progreso. Por supuesto en un principio se resistirá, porque la confusión alimenta a su ser inferior que prefiere el camino de la menor resistencia, de la vanidad, del auto-engaño y que prospera en la discordia. Pero a la larga inclusive tal persona débil se sentirá liberada cuando los nubarrones desaparezcan de su vida, aun cuando solía asirse a ellas. Y cuando la verdad ilumine con su claridad una situación previamente oscura, no quedarán más preguntas acerca de cuál es la actitud correcta, la acción correcta y de qué es justo. Todos tienen suficiente conocimiento de sí mismos, o debieran empeñarse por alcanzarlo, para preguntarse: “¿Qué puedo hacer para contribuir mi parte al Gran Plan de Salvación?” La tarea encarnatoria de muchos no implica llamar la atención públicamente. Pero, calladamente, cada uno a su propia escala, puede y debe comenzar a cumplir su parte. Porque cada uno tiene su tarea dentro del Plan, hasta el más débil. Para él o ella puede ser suficiente, y significaría un gran logro, el deshacerse de una falta específica, el corregir algo pendiente con otro ser humano para lo cual encarnaron simultáneamente, el adaptar sus acciones a las leyes de Dios y el abstenerse de ceder a los impulsos de sus instintos más bajos. De otras personas se exige más; siempre aquello que es más difícil, que necesita mucha perseverancia; cada quien se purifica y se desarrolla dentro de la capacidad de su nivel y de su fuerza.
Para aquellos que están más avanzados en su desarrollo, este proceso de purificación automáticamente conduce a la habilidad de desenredar los nudos en torno suyo, de aclarar
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situaciones confusas, etc. De esta manera ellos realizan su tarea encarnatoria y contribuyen al Gran Plan de Salvación en el cual cada acción cuenta tanto. Y luego se encontrarán más tareas. Ustedes los humanos quieren ser felices, todos ustedes, y por supuesto los comprendemos. Si dicho anhelo de felicidad y de perfección no existiera en el alma humana no habría desarrollo. Pero hay muy pocos que preguntan: “¿Qué puedo dar? ¿Qué puedo contribuir al Gran Plan de Salvación?” Ustedes siempre están demandando algo, no necesariamente con una plegaria directa para el cumplimiento de tal o cual deseo, sino con su voluntarismo, sus sentimientos, y a menudo incluso con su pensamiento. Ustedes quieren lo mejor para sí mismos y se entristecen por las dificultades de la vida. Pero alguna vez le han preguntado a Dios, “¿qué podemos hacer por Ti?” Puesto que quien proclama su propia felicidad como la meta final -y este es generalmente el caso, incluso cuando no sean conscientes de ello- rompe el ciclo del flujo de energía vital que es la base de todo lo espiritual. Y en cuanto el ciclo se interrumpe, se muere. Supongamos que fue satisfecho uno de tus deseos personales. Si luego consideras que tu satisfacción llegó a su meta final, no queda nada vivo en tu interior y por lo tanto tu felicidad durará poco. Sólo aquel que mantiene su ciclo activamente fluyendo, estando constantemente consciente e inspirado por el deseo de poner al servicio y a la utilización espiritual del Gran Plan de Salvación todo lo que ha recibido de ayuda y de gracia, en la felicidad y la plenitud, en la guía y la intervención divina, y que actúa y se siente de acuerdo a todo esto, también podrá sostener y mantener viva su propia felicidad. Tu puedes y debes permitir que Dios te guíe para que puedas llegar a esta meta. Una persona que lo hace es en verdad partícipe del Orden Divino y su felicidad nunca será superficial ni se secará ni morirá, sino que estará siempre viva, pulsante, regenerándose de manera permanente. Y sólo una persona con esa clase de intencionalidad es merecedora de la ayuda y de la guía divina especial. Sí, queridos míos, son pocas las personas que piensan así. Se acercan a Dios y le piden deseos y le hacen demandas, pero no están dispuestas a darle nada al mundo de Dios, ni a esta gran batalla que es tan importante. Piensen acerca de esto, todos ustedes. A quien se acerque a Dios de esta manera se le puede otorgar más luz y ayuda para desenredar los nudos y para tener la fuerza de navegar bien su pequeña embarcación, inclusive en una tormenta, de manera que termina fortalecido e iluminado como es la voluntad de Dios. 

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Pathwork. Lectura 02. Decisiones y Pruebas.


Conferencia Pathwork Nº 2


DECISIONES Y PRUEBAS



Saludos en el nombre de Dios. Les traigo bendiciones de Dios.

Mis queridos amigos, el amor de Dios penetra en toda la Creación. Es una fuerza viviente, un rayo que se encuentra a sí mismo en una ronda eterna, tal como todo lo espiritual debe moverse en una totalidad circular. Todas las criaturas están buscando este poderoso rayo de amor, consciente o inconscientemente. El anhelo de sentir este amor, impulsa, atrae y espolea a humanos y espíritus. Ellos tendrán un entendimiento del anhelo de acuerdo con su estado de desarrollo, sacarán conclusiones y las pondrán en práctica con su voluntad y sus pensamientos. O no interpretarán correctamente estos sentimientos y permitirán que esta fuerza que los impulsa actúe a través de ellos y los conduzca a errores. Al no darse cuenta de la naturaleza real de los sentimientos y de la búsqueda, la persona buscará metas y satisfacciones falsas. Sin embargo, aquellos que llegan a la etapa de desarrollo en que ya entienden qué son realmente estos sentimientos de anhelo hasta entonces inexplicables, han dado un gran paso. También sabrán en qué dirección ir. En consecuencia, habrá menos errores y malentendidos acerca de las propias fuerzas del alma, y sus mensajes serán traducidos correctamente.

El amor por Dios, el anhelo de Dios, es la fuerza que impulsa a todo ser humano. Aun aquellos que todavía no han encontrado a Dios o que creen que no creen en Dios, albergan en su alma estas fuertes corrientes. Aquellos que experimentan un giro completo en su desarrollo espiritual y reconocen a Dios en su conciencia, entran en una nueva vida. Esto puede suceder dentro de una misma encarnación. Quienquiera que pase por esta puerta ya vivirá en un mundo mucho más luminoso, aunque todavía haya que atravesar muchos más portales.

La mayoría de la gente encuentra incomprensible la vida en esta Tierra. No pueden reconocer su significado y su propósito porque sólo ven a través de sus ojos físicos. Todavía no han establecido contacto con sus ojos espirituales. Por lo tanto, todo parece carecer de sentido: sus penas, sus dificultades, su soledad. Pero cuando entiendas que esta vida es uno de muchos períodos de aprendizaje, un eslabón en una larga cadena, primero sentirás y luego comprenderás cada vez más plenamente las conexiones. Entonces tu meta ya no será la felicidad inmediata a través de la satisfacción de todos los deseos en esta existencia. Dirigirás en cambio tu visión hacia el todo. Como consecuencia de esto podrás soportar las privaciones de esta vida y podrás pasar las pruebas y cumplir con las condiciones necesarias para entrar en un estado más elevado de existencia, una felicidad permanente que ninguna fuerza externa puede quitar.

Ahora me gustaría hablar acerca del grupo de personas que han pasado a través de las primeras puertas, que ya han reconocido estas verdades fundamentales. Tales personas a menudo no progresan tanto como podrían. Después de todo, la rapidez con la que un individuo avanza depende de su libre albedrío. Una persona podrá simplemente andar a la deriva y tener que reencarnar muchas, muchas veces para superar o cumplir con una sola cosa, experimentándola una y otra vez. Otros, que han reconocido estas verdades básicas, actuarán de modo diferente y dirigirán su meta hacia el progreso espiritual – lo cual no significa retraerse de los problemas terrenales. Al contrario, ya que los problemas terrenales y espirituales están conectados muy de cerca. De hecho, un problema terrenal es la expresión de un problema espiritual específico. La diferencia está sólo en cómo se busca la solución de un problema, desde que perspectiva. Sólo si solucionas el problema en el nivel espiritual podrás encontrar su verdadera solución terrenal.

A menudo vemos que las personas saben esto o aquello, pero todavía no perciben los nexos dentro de sí mismos. Todavía buscan a Dios y buscan conocimiento en algún lugar fuera de sí mismos, por ejemplo incrementando su conocimiento externo, lo cual en sí mismo es bueno pero no suficiente. Debe ser equilibrado de modo continuo. El conocimiento adquirido siempre debe ser aplicado en un nivel personal, debe ser digerido y evaluado internamente para que se establezca la armonía. Para lograr un progreso verdadero tienes que crecer de ambos lados. Hay que adquirir nuevo conocimiento externo cuando el viejo ha sido integrado y asimilado interiormente. El conocimiento nunca debe quedar en lo teórico. Debe ser puesto en práctica y enraizar en tu vida personal. En consecuencia, toda persona necesita ampliar su conocimiento de la verdadera naturaleza de la creación y de las leyes espirituales. Pero conocer externamente es sólo una parte que no debe tomarse por el todo. Sin la otra parte, la asimilación interior, no puede haber armonía en tu progreso, no puede haber plenitud real y en consecuencia, de hecho no puede haber progreso.

Tienes que familiarizarte contigo mismo, atenderte, examinarte y adquirir la disciplina de superar la resistencia, lo cual es muy difícil al principio. Tienes que observar todas tus nociones acerca de ti mismo que te halagan y con las que te es tan fácil engañarte. Luego tienes que desecharlas o revisarlas. Este trabajo es algo especial, algo diferente para cada uno de ustedes, aunque la mayor parte de él sea similar o hasta pueda ser el mismo. Cuando hablamos del progreso espiritual del ser humano nos referimos a algo muy individual para cada uno de ustedes. Y ustedes, mis queridos, deberían buscar en sí mismos y preguntar: “¿Qué parte oculta de mí mismo todavía no reacciona de acuerdo con la realidad única, con las leyes espirituales, aun si sólo es en un nivel interno, sutil? ¿Adónde me falta claridad acerca de ciertas cosas en mí mismo?”

Tal auto-examen debería tener lugar en todo momento. Entonces serás capaz de eliminar lentamente aquello que todavía no es correcto dentro de ti, y así volverte más feliz. Tienes que tener en claro los obstáculos que hay en ti, y para lograr tener claridad necesitas de la búsqueda interior y necesitas también verdadera voluntad y esfuerzo interior. Ya que si careces de felicidad en cualquier área, puedes estar seguro de que la carencia está directamente conectada con un bloqueo interior específico. Si tus deseos simplemente se te otorgasen, sin tener que eliminar primero los obstáculos interiores, eso nunca podría hacerte realmente feliz. No podrías construir una felicidad duradera, ésta tendría que disolverse. Sólo cuando has establecido la armonía interior, una relación con Dios en la que Sus leyes se cumplen dentro de ti, tu alma está lo suficientemente madura como para contener felicidad.

La gente se pregunta a menudo acerca de la comunicación con el mundo de Dios. Dicen: “Sí, puedo creer que tal comunicación es posible, pero, ¿qué puede significar para mí? ¿Para qué la necesito?” Mi respuesta es que tal comunicación puede darte una de las partes necesarias para que avances en tu desarrollo: recibir de lo exterior. Además, da indicios, dirección y ayuda para buscar y descubrir, y para aplicar el conocimiento externo a los problemas internos, que es la segunda parte necesaria para el desarrollo. Para esto necesitas constante aliento, fortaleza y bendición, aparte de ayuda muy específica y concreta. Pero hasta eso puede ser dado a través de la comunicación del espíritu. Siempre han existido algunos humanos sabios y excepcionales hacia quienes otros pudieron ser guiados. También en esos casos, tal como con un médium, el mundo de Dios está directamente activo. La persona particular es entonces un instrumento del mundo de Dios. En un caso la influencia es a través de la inspiración, en el otro opera directamente. Pero la ayuda externa, en cualquier forma, es un elemento importante sin el cual no puedes crecer. Puedes usar el conocimiento así adquirido como material, como los ladrillos con los que construyes tu vida a tu manera.

En mi última conferencia me referí brevemente al tema de la toma de decisiones. Se me preguntó cómo es posible saber siempre cuál es la acción correcta. Es una de las cosas que tienes que aprender, aunque a veces parezca ser difícil. Muchas personas pueden tomar decisiones en el nivel externo, aunque algunos ni siquiera pueden hacer eso. Sin embargo, un gran número de personas no puede tomar las decisiones internas. Sus corrientes emocionales y sus reacciones emocionales internas los hacen completamente incapaces de decidir internamente, y ni siquiera lo saben dado que el proceso está encubierto. Sólo cuando empiezan a evaluar sus motivos y emociones más íntimos llegan a darse cuenta de lo que ha estado pasando. Entonces pueden empezar a tomar decisiones interiores. La falta de habilidad para tomar decisiones interiores se expresa no sólo en problemas que parecen tener que ver directamente con otras personas sino aún más en las propias actitudes, sentimientos y reacciones interiores.

Aquellos que no toman una decisión son a menudo los mismos que más sinceramente se esfuerzan por seguir el anhelo de su alma. Aunque verdaderamente quieran hacer lo que es correcto y justo, evitan hacer algo porque podrá no agradarle a Dios. Tienen miedo de hacer algo equivocado, entonces no hacen nada. No entienden que al no tomar una decisión, también están tomando una decisión. El mundo, y lo que llamas tiempo, nunca se queda quieto. Todo está en la corriente de la vida y cualquier cosa que hagas, incluyendo no hacer nada, habrá de tener una consecuencia. Cuando rehuyes a tomar una decisión, esto significa que todavía no has encontrado una clave de tu alma. Vives con miedo, posiblemente sin darte cuenta de ello. No tomas el mando de tu barco, creyendo y esperando, nuevamente de modo inconsciente, que Dios o el destino tomará la decisión por ti. De vez en cuando esto hasta podrá suceder, pero en general, al mundo de Dios no se le permite interferir, dado que una de las cosas que tienes que aprender es a hacerte responsable por tus decisiones. Tienes que aprender a atravesar la nube oscura que oscurece la verdad y crea confusión. Debes hacerlo por tu propio esfuerzo, por medio de tu intento espiritual personal, por medio de tu creciente conciencia de ti mismo.

El único modo de aguzar tu visión espiritual es esforzarte por superar tu resistencia. Sólo de este modo podrás percibir lo que existe en tu propia alma y a tu alrededor. Debes aprender a evaluar aun las situaciones muy complicadas, y a entender qué es lo que está en juego, tanto para ti como para los demás. Debes aprender a alcanzar lo máximo para tu desarrollo espiritual y tu purificación solucionando los problemas que hasta el momento no estaban resueltos. Es necesario que confrontes un problema en vez de evitarlo como un avestruz que entierra su cabeza en la arena.

Si después de hacerte cargo de resolver el problema, llegas a la conclusión de que todavía no eres capaz de tomar una decisión porque todavía no eres capaz de percibir qué dirección tomar, estás en un estado totalmente diferente. Entonces puedes pedirle a Dios inspiración y conocimiento, y estar listo para recibirlo y actuar en concordancia. El reconocimiento necesario llegará a ti cuando te hayas preparado por medio de tus propios intentos. Una cosa es evitar una decisión, encubrir todo lo que se relaciona con ella y darle la espalda por completo al problema. Otra cosa completamente diferente es esforzarte por lograr la verdad y decidir voluntariamente y a sabiendas no tomar la decisión hasta que, después de más esfuerzo personal, estés listo para tomar el curso de acción correcto. Y cuando la decisión sea verdaderamente la correcta, no quedará en ti ni una sombra de duda. El resultado será que en tu alma habrá paz y armonía interior por siempre crecientes. Sólo de este modo puedes volverte el capitán de tu barco.

Tú podrás reconocer la pura verdad de una situación y saber cuál debe ser la acción correcta para ti, pero sólo si desechas todos los disfraces auto-halagadores, todo lo que alimenta la complacencia y te seduce hacia el camino de menor resistencia. Cuando la gente vive toda su vida evitando las decisiones, esto da por resultado reacciones y reacciones en cadena. Se crea una forma espiritual que hará que en su próxima vida sea aún más difícil desenredar los nudos y aprender a tomar decisiones. Por lo tanto tú, que recibes estas palabras, deberías contemplarlas bien. Entiende que al evitar tomar decisiones causarás un gran daño, no sólo en cuestiones espirituales sino también en cuestiones puramente terrenales. Esto es así aún desde el punto de vista de tu ego egoísta, tal como verás cuando vayas más allá de tu miopía. Debes construir tu propia felicidad siguiendo las leyes espirituales por completo. Sin esta decisión no puede haber beneficio.

Ahora, ¿hay alguna pregunta?

PREGUNTA: Se supone que las almas que están en las esferas más bajas sufren mucho dolor. ¿Cómo entonces Lucifer, que es el peor de todos los espíritus malignos, no parece sufrir? ¿Es justo esto?

RESPUESTA: Ustedes, los seres humanos siempre piensan que no hay nada peor que el dolor. Sin embargo hay algo peor: el estadio anterior al que un alma es capaz de sentir dolor. Cuando sientes dolor, ya estás un paso más cerca de Dios. Me gustaría explicarte esto para que puedas sentir la magnificencia de la creación y ver cómo las fuerzas oscuras en última instancia habrán de facilitarle las cosas a Dios.

Te daré este ejemplo: Lucifer tiene sus secuaces; en su reino también hay una jerarquía de seres muy poderosos y menos poderosos. Si uno de estos secuaces poderosos no logra cumplir una tarea que le ha sido asignada – posiblemente disuadir a un ser humano de seguir su camino a Dios - porque el ser humano usó su libre albedrío para resistir la tentación, perderá cada vez más su poder hasta que él mismo sea torturado por sus semejantes los espíritus malignos. Y el que se encuentre en extremo dolor habrá de acercarse más a Dios, dado que es entonces cuando su necesidad de Dios es mayor. Entonces, cuanto “más bajo” se hunda en las esferas oscuras, “más alto” se eleva en realidad. Cuanto más alejado está del dolor, mayor es la desarmonía interior; y Lucifer está en la mayor de las desarmonías. Cuanto mayor sea la desarmonía, más necesitarán armonizarse las corrientes internas Esto continua hasta que tales seres llegan al punto en el que pueden aumentar su armonía interior aun sin dolor. Más tarde, la superación de las diversas resistencias reemplazará al dolor, hasta que con el tiempo ni siquiera será necesaria la lucha contra la resistencia. Todos ustedes pueden llegar a tener un indicio de este proceso cuando recuerden cuánto más cerca de la armonía interna están cuando experimentan un dolor claro que cuando realmente no sienten dolor pero se sienten perturbados, rebeldes y desgarrados en muchas direcciones, poseídos por sentimientos muy inarmónicos. Por lo tanto, cuanto más extiendan su influencia las leyes de Dios, menos secuaces tendrá con el tiempo Lucifer.

PREGUNTA: ¿Por qué uno se siente abandonado por Dios, uno se encuentra sin asistencia de las esferas más elevadas, justo cuando pasa por los momentos más difíciles?

RESPUESTA: Esto es así a menudo. Cuando eres puesto a prueba, al principio aprendes a alcanzar tu meta con la ayuda de la protección espiritual. Luego esta influencia protectora de algún modo se pondrá de lado y te quedarás solo, a igual distancia, por así decirlo, de lo divino y de las fuerzas oscuras. Tienes que mantener firmemente tu posición solo, y actuar correctamente por tu propia voluntad. Y luego, cuando hayas resistido la prueba, a las fuerzas oscuras se les permitirá periódicamente que se acerquen bastante a ti - aunque el amor divino siempre está cerca, observando que todo vaya bien - para que puedas mantener tu posición aún mejor. Sólo entonces serás lo suficientemente fuerte como para que Dios pueda contar contigo plenamente; sólo entonces podrás estar seguro de que has alcanzado el dominio sobre tu yo inferior, sobre tus debilidades, que necesitaban exactamente este tipo de prueba. Éste es el proceso. Entonces, en los así llamados períodos favorables, juntas nueva fortaleza para el próximo período de prueba y puedes disfrutar los frutos de lo que ya has logrado.

Valerse de las armas de la ley espiritual y pelear con ellas es responsabilidad de cada ser humano. Ningún espíritu maligno, ni siquiera el más poderoso, puede hacerte nada a menos que tú lo permitas. En el momento en que peleas con tu yo inferior, te proteges completamente. Esto es lo que debes hacer: ¡pelear la batalla! Esto no es demasiado pedir de ti. Los momentos en que los seres humanos son dejados solos solamente vienen cuando ellos están listos para usar su voluntad para pararse por sí mismos sin ayuda. Tu voluntad interior es siempre un factor muy importante, pero nunca se esperará de ti más de lo que eres capaz de realizar.

PREGUNTA: Pero hay muchas personas que sufren tanto que no pueden reunir esta fortaleza. Por ejemplo, alguien que tiene una enfermedad de la que sabe que ha de morir. ¿Qué debería hacer una persona así?

RESPUESTA: Es exactamente entonces que uno experimenta a menudo que puede enfrentarse con las pruebas, más que al vivir una vida promedio. Aquellos que están marcados por el destino de un modo especialmente pesado son a menudo mucho más capaces de enfrentarse con sus pruebas aceptándolas por lo que son y aprendiendo de ellas lo que es necesario y llevando su cruz voluntariamente en vez de pelear con su destino. Tengo que enfatizar una y otra vez que Dios nunca le da a nadie más de lo que puede soportar y cumplir - o podría con solo estar dispuesto. Ustedes, los seres humanos no son capaces de juzgar los recursos interiores de los demás y lo que ellos hacen con estos recursos, si los dejan sin usar o los dirigen al canal equivocado. Además, siempre te aferras a la creencia falsa de que la muerte y el dolor son las peores cosas que te pueden pasar. Me refiero aquí a la muerte física, que, por cierto, no debe ser considerada como un castigo. La muerte espiritual es lo peor, y se encuentra al final del camino de menor resistencia.

PREGUNTA: ¿Qué es la muerte espiritual?

RESPUESTA: La muerte espiritual es entregarte a las fuerzas de la oscuridad consciente o inconscientemente, o sea, desconectarte del mundo de Dios. Entonces no sólo hay espíritus sino también personas que están separadas de Dios. Ellas no se unirán a Sus filas porque prefieren transitar el camino de menor resistencia y ceder a sus propias debilidades. En consecuencia, pertenecen a la tierra de los muertos. Esto es la muerte espiritual. Pero este estado de ningún modo es eterno.






Conferencia dada originalmente en alemán y traducida al inglés por Hedda Koehler y Judith y John Saly.


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